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Ejercicio en la migraña: Guía de práctica clínica

¿Puedes hacer ejercicio con migraña? Es más, ¿puede el ejercicio ser un tratamiento para la migraña?

La migraña es la segunda causa más prevalente de discapacidad a nivel mundial, después del dolor lumbar (1). La migraña tiene una prevalencia mundial del 14.4%, con el mayor número de años vividos con discapacidad entre los 35 y 39 años (2).

Existen diferentes tratamientos para la migraña desde el punto de vista farmacológico para su control y profilaxis. Sin embargo, este tipo de intervenciones suelen ir acompañadas de efectos adversos importantes como incrementos de la tensión arterial, alergias y ptosis palpebral.

Diferentes abordajes conductuales han sido propuestos para el tratamiento de la migraña. Entre ellos encontramos estrategias de gestión del estrés, el sueño, la dieta y ejercicio (3)(4). Habiéndose propuesto el ejercicio aeróbico y el yoga como medidas preventivas para la migraña (4).

La prescripción de ejercicio para el tratamiento de la migraña parece ser una estrategia efectiva y segura, que reduce los síntomas y mejora la calidad de vida. De forma que veamos lo que proponen las guías clínicas más actuales al respecto (5).

Persona realizando ejercicio aerobico como tratamiento de la migraña

Ejercicio aeróbico

El ejercicio aeróbico presenta un grado B de recomendación para el tratamiento de la migraña. En base a una revisión en paraguas con meta-meta-análisis y 4 revisiones sistemáticas con meta-análisis. Esto quiere decir que produce una probable diminución de la intensidad y frecuencia de dolor, y la discapacidad de los pacientes con migraña.

Concretamente el ejercicio aeróbico continuo de moderada intensidad pudo demostrar un grado B de recomendación, en base a 6 ensayos controlados aleatorizados, 5 ensayos cuasi-aleatorizados y un estudio de cohortes. En este tipo de ejercicio deberemos involucrar grandes grupos musculares como se logra en tapices rodantes, cicloergómetros o circuitos de ejercicios.

La intensidad de esfuerzo a alcanzar sería de 12-16 en la escala Borg de esfuerzo percibido, 64-76% de la frecuencia cardíaca máxima, 40-59% de la frecuencia cardiaca de reserva o 40-59% del consumo de oxígeno de reserva.

En cuanto a la frecuencia y duración del programa de ejercicio, se recomiendan 3 sesiones semanales, mantenidas durante un periodo de mínimo 8 semanas.

Por el contrario, el ejercicio aeróbico continuo de baja intensidad posee un grado C de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 1 ensayo controlado aleatorizado y 1 ensayo cuasi-aleatorizado. Por lo que su efecto beneficioso se considera posible, pero todavía no se sabe cómo de probable es.

Este tipo de ejercicio aeróbico es aquel que alcanza sólo una intensidad de 8-11 en la escala Borg de esfuerzo percibido, 50-63% de la frecuencia cardiaca máxima, 20-39% de la frecuencia cardiaca de reserva o 20-39% del consumo de oxígeno de reserva.


Yoga

El yoga es una intervención de ejercicio que combina 3 componentes: un componente físico a través de posturas, un componente respiratorio a través de técnicas de respiración y un componente cognitivo a través de ejercicios de meditación mindfulness.

Presenta un grado B de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 2 revisiones sistemáticas con meta-análisis y 6 ensayos clínicos aleatorizados. Por lo que el yoga presenta un efecto probable en la reducción de la frecuencia de los episodios de migraña y de la discapacidad.

Se recomienda realizar al menos 3 sesiones semanales durante un periodo superior a 6 semanas para el tratamiento de la migraña episódica.

Persona haciendo yoga en un entorno natural, tratamiento de la migraña

Cambios de estilo de vida

Aquí se incluirían todas aquellas intervenciones encaminadas a implementar hábitos de aumento de la actividad física, mejoras dietéticas, gestión del sueño y el estrés, y administración del tratamiento farmacológico. Entre ellas encontramos la realización de actividad física de forma habitual, mantener unos horarios de sueño estables, tener una pauta dietética consistente, tratar de reducir o gestionar mejor los niveles de estrés, y no abusar del consumo de fármacos.

Este tipo de intervención también presenta un grado B de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 2 ensayos controlados aleatorizados y 3 estudios de cohortes. Los expertos considerar que es probable que este tipo de intervenciones ayuden a disminuir la frecuencia de las migrañas, y podrían mejorar la intensidad de dolor y la duración de los episodios.

La recomendación se centra en mantener los cambios en el estilo de vida al menos 6 semanas, con 3-5 sesiones de actividad física a la semana.


Técnicas de relajación

Incluyen tratamientos como la relajación muscular progresiva, entrenamiento de relajación autógeno, imaginería guiada, respiración diafragmática o técnicas de relajación muscular enfocadas a la cabeza, cuello y hombros.

Las técnicas de relajación alcanzan un grado C de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 3 ensayos controlados aleatorizados.

Para mejorar un mínimo la frecuencia de episodios de migraña, los profesionales recomiendan mantener la intervención durante al menos 6 semanas, con entre 1 a 7 sesiones semanales con una duración por sesión de 15 a 120 minutos.

Por otro lado, para reducir la intensidad de dolor en la migraña episódica, se recomienda una intervención mantenida de al menos 12 semanas con 3 sesiones semanales.


Entrenamiento interválico de alta intensidad o HIIT

Este tipo de modalidad hace referencia a aquellos ejercicios que alternan periodos de alta intensidad a máximo consumo de oxígeno o ligeramente por debajo, con periodos de recuperación a baja intensidad.

El HIIT posee un grado C de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 3 ensayos controlados aleatorizados.

Los profesionales consideran que el HIIT podría reducir la frecuencia de episodios y podría ligeramente reducir la intensidad, duración y discapacidad de los episodios de migraña. Para ello se recomiendan al menos 8 semanas de intervención con 3 sesiones semanales. Las sesiones se compusieron de 4 intervalos de 3-4 minutos de duración con una duración total por sesión de 10-40 minutos.

Frecuencia cardiaca durante un HIIT frente a un entrenamiento continuo.

Tai Chi

El tai chi incluye entrenamiento del equilibrio a través de movimientos controlados a baja velocidad acompañado de respiraciones lentas.

Este tipo de modalidad de ejercicio presenta un grado C de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 1 ensayo controlado aleatorizado y una revisión narrativa.

Los profesionales consideran que el tai chi podría mejorar ligeramente la frecuencia de los episodios de migraña tras 12 semanas de intervención con al menos 5 sesiones de 1h a la semana. Sin embargo, no parece que mejora la intensidad y duración del dolor.


Entrenamiento contra-resistencia

En este tipo de ejercicio incluiría cualquier intervención de ejercicio con cargas externas que tenga como objetivo la mejora de la fuerza, potencia, velocidad, hipertrofia o resistencia de la musculatura.

El entrenamiento contra-resistencia posee un grado C de recomendación para el tratamiento de la migraña, en base a 1 ensayo controlado aleatorizado.

Los profesionales consideran que podría mejorar ligeramente la frecuencia e intensidad de dolor, y disminuir la discapacidad. Para ello se propone que los pacientes con migraña episódica realicen al menos 3 sesiones a la semana durante un mínimo de 8 semanas. La duración de las sesiones debería ser de entre 30 a 45 minutos, con una intensidad del 45-75%RM.


En resumen

  • El ejercicio puede ser un tratamiento de elección para el manejo de la migraña.
  • Las intervenciones de ejercicio con mayor evidencia para su recomendación son el ejercicio aeróbico continuo de moderada intensidad, el yoga y las modificaciones en el estilo de vida.
  • Existe todavía incertidumbre con respecto a la efectividad comparada entre diferentes tipos de ejercicio.
  • Para aquellos pacientes con falta de tolerancia al ejercicio, probablemente sea necesaria una intervención individualizada de exposición graduada al ejercicio antes de ceñirse a las recomendaciones de las guías de práctica clínica



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