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Dolor discogénico

Puede que te sorprenda, pero tu dolor lumbar puede estar causado por tu disco intervertebral. Y lo curioso de esto es que no hay necesidad de que se observen hallazgos en la resonancia magnética (como en el caso de las hernias) para que el disco se convierta en una fuente nociceptiva.

En el post de hoy te explicaremos qué es el dolor discogénico y por qué el disco puede doler sin herniarse.


¿Qué es el disco intervertebral?

Los discos intervertebrales son estructuras esenciales en la anatomía de la columna vertebral, ubicadas entre las vértebras. Estos discos tienen dos funciones principales: actúan como amortiguadores, absorbiendo los impactos y cargas que la columna soporta, y permiten una cierta movilidad entre las vértebras, facilitando el movimiento del cuerpo.

Cada disco está compuesto por dos partes principales: el núcleo pulposo y el anillo fibroso. El núcleo pulposo está en el centro y tiene una consistencia gelatinosa, compuesta principalmente de agua y proteoglicanos, lo que le permite absorber los choques y proporcionar elasticidad al disco. El anillo fibroso, por su parte, rodea el núcleo y está compuesto por capas concéntricas de fibras de colágeno, lo que le confiere resistencia y mantiene en su lugar al núcleo pulposo.

La irrigación sanguínea de los discos intervertebrales es bastante limitada, especialmente en su núcleo. Los discos reciben nutrientes y oxígeno principalmente por difusión desde los vasos sanguíneos cercanos a las vértebras. Esta limitada vascularización contribuye a la lenta reparación y regeneración del disco, lo que puede ser un problema en casos de lesión o degeneración discal, comunes en problemas como la hernia de disco o la degeneración discal relacionada con la edad.

Anatomía e irrigación del disco intervertebral (Knezevic NN et al 2017)

Anatomía e irrigación del disco intervertebral (Knezevic NN et al 2017)

¿Por qué puede doler el disco intervertebral?

El disco intervertebral está inervado por ramas del nervio sinuvertebral, nervios derivados de la rama ventral de los nervios espinales y por nervios derivados de la rama gris comunicante de los troncos simpáticos.

Reciben está inervación de dos densos plexos nerviosos localizados anterior y posterior a los ligamentos longitudinales (ligamento longitudinal anterior y ligamento longitudinal posterior) (1).

En el disco intervertebral, la mayoría de los nociceptores se encuentran inervando las capas externas del anillo fibroso. De forma que el núcleo pulposo a penas recibe inervación alguna.

La mayoría de las fibras nociceptivas son de pequeño calibre (fibras tipo C, de conducción lenta y caracterizadas por la sensación de dolor mantenido de lenta instauración). Estas fibras son sensibles a la sustancia P y CGRP, que son dos neurotransmisores implicados en la nocicepción. Además presentan receptores TRPV1 y P2X3, que se activan frente a estímulos nocivos de carácter térmico, químico y mecánico (1).

Esquema de la inervación del disco intervertebral (García-Cosamalón J et al 2010)


Además de nociceptores, la inervación de los discos intervertebrales contiene mecanorreceptores en las 2-3 láminas más externas del anillo fibroso. Su morfología se asemeja a los corpúsculos de Paccini, terminaciones de Ruffini y de forma más frecuentes a los órganos tendinosos de Golgi. Estos mecanorreceptores podrían estar implicados en la propiocepción y el control motor del segmento vertebral, viéndose afectados ambos procesos tras una lesión del disco intervertebral.


¿Qué ocurre para que el disco duela?

Cuando el disco se lesiona y se degenera, existe un crecimiento de las terminaciones nerviosas libres hacia el interior del disco. El problema es que en la mayoría de casos, esta degeneración parece venir más condicionada por causas genéticas que por esfuerzos físicos (2). Aunque estos últimos también pueden tener un papel.

Tras la lesión del disco, se producirá un aumento de las células del sistema inmune, los fibroblastos y condrocitos del tejido. Estas células comienzan a liberar sustancias inflamatorias para favorecer la reparación del tejido, además de sustancias sensibilizantes como el factor de crecimiento neural (NGF) y el factor de crecimiento derivado del cerebro (BDNF).

Se ha visto que en los discos intervertebrales degenerados se observa una mayor expresión de NGF, BDNF, y los receptores nociceptivos asociados a estos neurotransmisores (TrkA y TrkB) (3).

Como su propio nombre indica, tanto el NGF como el BDNF promueven el crecimiento de los nervios. De forma que, promueven este crecimiento de las terminaciones nerviosas hacia el interior del disco.

En consecuencia, esto resultará en un disco intervertebral más sensible a cualquier tipo de estímulo. y que desencadenará dolor con gestos que antes no lo producían por no ser lo suficientemente demandantes para el tejido.

Cambios en la inervación en el disco lesionado (García-Cosamalón J et al 2010)

Cambios en la inervación en el disco lesionado (García-Cosamalón J et al 2010)


¿Qué es el dolor discogénico?

Dolor discogénico es un término empleado para describir el dolor lumbar asociado a la patología del disco intervertebral sin presencia de herniación, deformación anatómica u otras alteraciones claras que pudiesen generar nocicepción.

Se considera que el dolor discogénico tiene contribuyentes tanto nociceptivo-inflamatorios como neuropáticos. Aunque las causas específicas de este son difíciles de diagnosticar (4).

El dolor discogénico es la causa de dolor lumbar crónico inespecífico más frecuente en personas menores de 45-50 años (5). Por lo que deberíamos considerarla como una de las hipótesis diagnósticas más probables en este perfil de pacientes de dolor lumbar.

¿Cómo diferenciarlo?

La mayoría de estos pacientes reportará un dolor de tipo quemazón o sensación de “pinchazo” (6).

La localización central del dolor sobre la columna es un signo de alta sensibilidad para el diagnóstico de estos pacientes (7).

Es decir, la mayoría de los pacientes con dolor discogénico presentan esta localización del dolor. Pero por otro lado, no es un signo muy específico, ya que está presente en otras patologías.

Lo mismo ocurre con el incremento o la provocación del dolor con el paso de sentado a bipedestación (7). Es algo que la mayoría de pacientes con dolor discogénico nos reportarán, pero no nos garantizará que esa sea la causa.

Por el contrario, un signo muy específico del dolor discogénico es la centralización de los síntomas en respuesta a estrategias de carga mantenida o repetida (en la mayoría de casos en extensión lumbar) (7).

Es decir, es algo que es característico únicamente de este tipo de pacientes, pero no todos los pacientes con dolor discogénico experimentan esta centralización.

Fenómeno de centralización del dolor (Donelson et al 1997)

Fenómeno de centralización del dolor (Donelson et al 1997)


En resumen...

  • Los discos intervertebrales poseen una inervación e irrigación pobres.
  • Los nociceptores del disco intervertebral inervan principalmente las capas más externas del anillo fibroso.
  • Cuando el disco se lesiona o degenera, se produce un crecimiento de los nociceptores al interior del disco.
  • El crecimiento de los nociceptores y la mayor expresión de receptores, convierten al disco en un tejido más sensible.
  • El dolor discogénico es la causa de dolor lumbar más frecuente en sujetos menores de 45-50 años.
  • La ausencia de dolor en la línea media o al levantarse desde sentado, reduce la probabilidad de que el dolor sea discogénico.
  • La centralización del dolor ante un test de movimientos repetidos, aumenta la probabilidad de que el dolor sea discogénico.

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